miércoles, 4 de agosto de 2010

La danza del despilfarro

En 1969 Sydney Pollack dirigió “Danzad, danzad, malditos”, una historia sobre un maratón de baile a principios de los años 30. Gente desesperada se apunta a la maratón para encontrar un sitio donde dormir y comer. Mientras los concursantes ponen al límite su resistencia física y psíquica, una multitud viene a ver su sufrimiento para divertirse y entretenerse.

Enviado por: Serafín Huertas Alcalá Socio Fundador www.aktuaya.org , 04/08/2010, a www.econoticias.com

Son muchas las imágenes que traigo en mi cabeza tras las vacaciones de verano, la mayoría de ellas positivas, agradables y familiares, pero también guardo algunas que no puedo dejar de analizar por “inspiración profesional”, algo que quizás esté en el adn aktúa.
Una de ellas me recordó esta película de Sydney Pollack, me refiero al espectáculo que se producía a diario en el buffet del desayuno en el hotel en el que pasé unos días. Durante unas horas, decenas de personas, niños, jóvenes, adultos y ancianos, danzaban alrededor de enormes mesas que ofrecían una inimaginable cantidad y variedad de comida y bebida para el desayuno.
El ir y venir de mesa en mesa con platos llenos y vacios de personas y camareros, se asemejaba al aspecto de una pista de baile donde todo el mundo respondía de manera más o menos acompasada al son de imaginarias notas musicales.
Hasta aquí nada que destacar, salvo que me quedo con los desayunos que David nos proporcionaba en su casa rural de Chinchón (La Graja), pan tostado, aceite de oliva, tomate, zumo de naranja, un buen café y la tranquilidad de un precioso entorno rural. Lo que me impactó de la situación anterior era el indecente despilfarro de comida que se producía a diario y la actitud de las personas que llenaban sus platos una y otra vez con ingentes cantidades de comida, que en su mayoría iban a parar a la basura para permitirles llenar otros platos con más y más comida.
Es cierto que no existe un desayuno tipo para todo el mundo y que en función del tiempo, el apetito y las calorías que aporta, puede haber un desayuno para cada tipo de persona, en eso no voy a entrar, pero lo que se veía a diario era como muchas de las personas que acudían al buffet, llenaban cada plato con el equivalente a lo que comerían durante toda una semana en su domicilio habitual, pero no se limitaban a un plato, podían llegar a llenar cuatro, cinco o incluso media docena, conteniendo salchichas, huevos, tostadas, alubias. bacón, fruta, galletas, madalenas, patatas, tomates, jamón, queso, yogures, etc.
Platos llenos que llegaban a las mesas y de los que apenas comían una quinta parte, para ser vaciados en unos grandes cubos donde todo se mezclaba y permitir así un nuevo llenado.
Una perfecta coreografía de derroche que avergonzaría a cualquiera que viese los desayunos de los chicos de SolyDarte o cualquier comedor de Cáritas en España, pero no quiero hacer demagogia barata porque no es el estilo aktúa, pero sÍ quiero hacer una reflexión sencilla, y es que sospecho que ese comportamiento no se produce solo en situaciones concretas, sino que responden a una forma de ser, de pensar, a una cultura, a la educación recibida y a la sociedad en que vivimos.
Me atrevería a aventurar que muchas de estas personas repiten esa conducta en sus casas o en sus trabajos, con el agua, la electricidad, los residuos o con el uso del coche privado, y me temo que ese comportamiento es extrapolable a muchas personas.
Eso nos pinta un panorama que desde la educación ambiental, y en concreto desde el proyecto aktúa, debemos afrontar sabiendo que hay que trabajar sobre el individuo pero a la vez sobre el conjunto de la sociedad que le marca las pautas; sobre las actitudes y las aptitudes; y quizás lo más difícil, re-enseñando lo ya aprendido, algo hacia lo que tenemos una tendencia natural a oponernos.
No puedo evitar pensar en Carlos Taibo, alguien que en sus libros o en sus conferencias nos pone los puntos sobres la íes, y nos abre los ojos ante una situación ante la que no queremos quitarnos la venda. Recomiendo la lectura de sus libros.
Es solo una reflexión hecha a partir de las muchas vivencias estivales, quizás no tenga más valor, pero desde aktúa queremos compartirla con vosotros.
Es tiempo de retos, es momento para afrontarlos y aktúa va a estar ahí.


http://www.aktuaya.org

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